miércoles, 18 de abril de 2012

¿Qué va a ser de mí?

  Desde chico se me hacía fácil aprender. En especial matemáticas y todo lo que es el lado científico. Al terminar mis tareas siempre ayudaba a mis compañeros, porque mis profesoras me lo pedían o porque a mi me nacía. Siempre tuve buenas notas, casi siempre las mejores de la clase. Así crecí, pensando que era superior, ya que tenía la facilidad de que todo me salía bien (casi en las mayorías de las cosas). Reconozco que era soberbio, pero gracias a Google con el tiempo fui cambiando. Empecé a ocupar mis "capacidades" para otras cosas, como por ejemplo, para ayudar a mis amigos más cercanos; y me sentía bien cuando se sacaban buenas notas, me miraban y me decían: "gracias".
  Crecí y la pregunta del millón comenzó a aparecer en mi cabeza... ¿Qué será de mi luego de la enseñanza media? Toda mi vida mis padres me hablaron de la universidad, y yo estoy convencido de que debo ir ahí pero... ¿A estudiar qué? No quería vivir a penas, quería, sinceramente, ganar dinero. Además me gustaba saber todo y sentirme superior a los demás al "saber más". Entonces encontré la carrera perfecta para mis ambiciones: Medicina. ¡Pero lógico! Gano mucho y sé mucho. Yo sabía que podía, me sentía un superdotado intelectualmente. Estuve mis dos primeros años de enseñanza media con la ambición de alcanzar ese "sueño" creado a la fuerza por mis caprichos. Me reventé estudiando, tratando de aprender todo para poder entrar a la carrera. Pero poco a poco me fui dando cuenta que por ahí no iba mi vida...
   Deje de pensar un rato con la cabeza y pensé con el corazón... ¿De verdad quieres estar así de presionado, solo para vivir bien y sentirte superior? Entonces decidí ver que otras carreras existían, porque en mi desesperación de ser médico incluso me había olvidado que existen más carreras, incluso algunas que nunca había escuchado. Entonces me di cuenta de algo que cuando chico ya sabía, las matemáticas eran en verdad lo que me gustaba. La biología me la había impuesto como ramo preferido para poder alcanzar mi ambición, pero me di cuenta que aveces debes hacer lo que realmente quieres. Y entonces pensé, siendo profesor no ganaría tanto como médico.
  Poco a poco me fui dando cuenta que no era tan superdotado como creía, y me di cuenta que soy solo uno más entre tantas personas. Hasta el día de hoy creo que no podría llegar a ser médico, no creo que me de. Pero, mi pasión es enseñar. Un día hablando con mi profesor de matemáticas le pregunte por qué había decidido ser profesor de matemáticas, que son en Chile, tan "mal vistos" y tan mal pagados. (porque yo sabía que su puntaje le habría alcanzado para cualquier ingeniería) A lo que él respondió: "Porque me gusta, y la verdad la plata no es lo más importante; yo vivo bien, quizás sin lujos, pero estoy contento". Entonces me di cuenta que la vida es más que ganarle a los demás, ya sea en dinero, bienes o conocimientos. La vida es aportar a los demás, ayudar y ser feliz. Decidí ser feliz.
  Mucha gente a la cual le había comentado que quería ser médico, se sorprendieron al ver que cambie de profesión a profesor. Incluso como que se enojaron conmigo. Pero ¿saben qué? Voy a ser feliz, y esa felicidad va a ser mía y no de ellos, por lo que escucharlos no me hace daño. Para nada. Amigos sean felices, hagan lo que quieran y no lo que deban. Prefiero sobrevivir feliz, que vivir triste. Podré vivir siendo profesor ¡y mejor aún siendo feliz! Persigan su sueño, que son suyos y de nadie más.
                                                                                                   [Pai de limón]

No hay comentarios:

Publicar un comentario